No sé si estos trenes seguirán ahí, oxidándose en una especie de basurero improvisado a la entrada del Barrio Chino de la Habana. La foto la hice en el 2009.

martes, 25 de mayo de 2010


[0] Les dejo esta huella de mi punto cero, cuando el “contador” empezó a funcionar…
Me lo han enviado mis padres, que lo guardaron con celo estos 34 años, como si fuese una reliquia que les diera fuerzas (ahora, ancianos, se desprenden de ella, y eso me desvela). En ese instante aún no tengo nombre, solo soy una prolongación de mi madre con peso, color y fecha de existencia. También soy un cuerpo con sexo y con raza. Y, aunque no se dice, el espacio se expresa a través de la precariedad del material: he nacido y creceré en un país del Tercer Mundo.
Toda mi vida pudiera estar resumida en ese cartoncito identificatorio.